Historia de un despertar.

Bienvenidos a mi humilde grano de arena.

sábado, 19 de marzo de 2011

6º) En proceso de cambio.

Me acerqué por la calle andando hacia la ferretería y cuando fui a cruzar un todoterreno rojo borgoña paso a toda velocidad calle abajo. Al fin sabia que había supervivientes, pero el ni siquiera me vio a mi. Seguí mi camino  y al fin llegue a la acera de la tienda. Recogí todos los cuchillos, los limpié un poco con la ropa de los cadáveres y los volví a guardar. Sujeté el bate firmemente e intente abrir la puerta de la ferretería, que estaba cerrada con llave. Llamé al dueño desde la puerta, y al ver que no contestaba rompí el vidrio que quedaba en el cristal, ya que los zombis lo habían roto, pero aun quedaban esquirlas en los laterales, introduje la mano con el bate y golpeé el pomo de la puerta hasta que al fin calló. Luego con los alicates quité el cierre y la puerta se abrió sola. Las hachas estaban en un estante a la derecha de la entrada así que solo tuve que dar un par de pasos para conseguirlas. Las guardé todas en las mochilas, eran hachas pequeñas y no pesaban mucho, así que no tuve problemas al guardarlas. Solo conservé una que la sujeté con una mano. También había picos, pero no me interesaban porque eran muy lentos y se clavaban demasiado, así que pasé de largo. Cogí una cizalla, por si me encontraba algún candado por mi camino, y aproveche para cortar algunos metros de cadena gruesa. Vi también una motosierra, seria perfecto si no fuera por su lentitud. Seguí caminando por la ferretería hasta llegar al almacén, donde encontré al dueño, yacía en el suelo, su aparato de inhalación estaba justo al lado, por lo visto  una de dos, o se había hiperventilado o le había dado un ataque de asma demasiado fuerte. Me senté en una silla justo delante de el, no veía correcto lo que iba a hacer, pero había que asegurarse de que no me atacase en un futuro, así que cogí el hacha y le corté la cabeza. El almacén no tenia mala pinta pero debía darme prisa antes de que todo se llenara de zombis de nuevo. Agarre el hacha, lo limpié un poco y salí fuera de nuevo. La mochila pesaba bastante así que fui de nuevo a mi casa para empezar a preparar un pequeño arsenal y así poder tener mas de un arma. Atravesé la calle que previamente había recorrido, por suerte no había pasado mucho tiempo y estaba vacía. Así que llegue al portal de mi casa sin mas complicación que un anciano que pasaba por ahí al cual le clavé el hacha en la nuca. Subí corriendo hasta mi piso y abrí rápidamente la puerta de casa. el próximo objetivo seria el supermercado, ya que necesitaba comida y bebida para unos cuantos días. Cerré la puerta con cerrojo y dejé las cosas sobre la cama. Había conseguido siete hachas, una cizalla y aproximadamente cinco metros de cadena. No estaba nada mal para ser el primer día y a penas llevar tres horas despierto.

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