Historia de un despertar.

Bienvenidos a mi humilde grano de arena.

viernes, 18 de marzo de 2011

5º) Al fin fuera.

-Por fin en la calle. -pensé.
Había pasado por tanto para llegar allí que hasta estaba ilusionado... Sonreí levemente y empecé a pensar mas en positivo, el matar zombis empezaba a atraerme fuertemente, era una sensación tan cálida... Pero de momento no podía atacar a muchos y debía ser precavido puesto que, aunque estuviera armado hasta los dientes, era un objetivo fácil frente a un grupo numeroso. Me puse en camino hacia la ferretería, salí de mi urbanización, miré atrás y vi a tres de ellos a lo lejos, pero estaban a los suyo y yo no iba a molestarles, de momento...
Pasé al lado del supermercado que estaba cerrado aún puesto que apenas eran las 9:20 y abrían mas tarde. Empecé a pensar si estaría abierta la ferretería cuando llegase, pero no le di muchas mas vueltas puesto que iba a cruzarme con un zombi. Eché a correr hacia el y cuando estuve lo suficientemente cerca le asesté una cuchillada en la cabeza, guardé el cuchillo y seguí corriendo, por el camino me encontré a dos mas, que golpeé en la cabeza con el bate. Llegué al paso de cebra que separaba la calle mas importante de mi barrio y lo dividía en dos. No había ningún coche y no había visto ninguno en todo el día así que crucé directamente. Eché de nuevo a correr y golpee otro zombi mas. A lo lejos ya podía ver la ferretería, pero una gran nube de engendros cubría la entrada por completo, había por lo menos diez y yo no estaba como para matar a tantos, así que paré y pensé firmemente que haría. Me fijé en la puerta, las verjas estaban subidas, lo que quería decir que habían abierto esa mañana.
-Bendito sea el pequeño negocio. -dejé escapar en alto.
El dueño de la ferretería era un hombre mayor, rondaría los 70 y pico años y vivía justo encima. Al ver tanto zombi, pensé que al abrir la verja había hecho demasiado ruido y había llamado su atención. Tuve una idea, no sabia si iba a ser muy segura, pero aun así lo intenté, si no llegaba a la ferretería iba a serme imposible escapar del barrio igual, así que tome todos los cuchillos que pude y me los puse a mano. Empecé a lanzarlos como si me tratara de uno de esos malabaristas de circo intentando dar a alguno en la cabeza y con suerte matarlos y quitarme un par de encima. Tras 8 intentos logré dar a tres en la cabeza, pero también llamé la atención de los otros tres puesto que a uno le dí en el cuello y empezó a gritar y a correr en mi dirección tambaleándose. Se dispersaron un poco así que pude matar a tres mas con el bate, pero uno me pilló de espaldas y me tiró al suelo. Saqué los dos cuchillos de cortar jamón y le clavé uno en la cabeza, el cual lo mató, pero soltó un breve chillido que alarmó a los otros tres restantes. Dejé clavado el cuchillo e intente acertar a algún otro con un cuchillo de los pequeños. Por suerte dí a uno y lo dejé seco. Los otros dos se aproximaban corriendo lentamente. Agarré el cuchillo de cortar huesos y corrí hacia ellos. Se lo estampé en la cara a uno y con el cuchillo de cortar jamón restante maté al otro zombi. Eso me dejaba vía libre a la ferretería, donde esperaba encontrar al dueño aún con vida humana.

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