Historia de un despertar.

Bienvenidos a mi humilde grano de arena.

lunes, 28 de marzo de 2011

11º) Rodeado

-¡JODER!-Grité al ver horrorizado un enorme zombi.
Al girar de nuevo la esquina me fijé en que una señora mayor tenia brazos en la espalda, como si fueran tentáculos. Barajé la posibilidad de que estuvieran mutando, el cabrón que acababa de ver media lo menos tres metros y tenia grandes brazos y piernas. Pensé que tenia que dejar mi miedo a un lado, puesto que no me ayudaría si quería sobrevivir, y que aunque el cementerio estuviera lleno de valientes, era uno de esos casos en los que sabes perfectamente que es un miedo irracional. El zombi era muy grande, pero a la vez muy lento y frágil, con el desarrollo del día se iban volviendo mas blandos poco a poco y con una katana se hacían maravillas, y mas con un Ninjato que es mucho mas ligero y corta mejor. Lo sujeté con una mano y alarmé al zombi para que viniera en mi dirección, volví a abrir la puerta y me abalance bajo sus piernas haciendo un corte completo en una de ellas. El gigante perdió el equilibrio y calló emitiendo un grito ensordecedor, que fue contestado por numerosos gritos de otros zombis y un ruido infernal de sus pasos al correr. Corté la cabeza del enorme engendro y salí corriendo hacia el interior de la vacía urbanización. Esto se iba a llenar de zombis y tenia que estar armado para cuando sucediera. Encontré la ventana trasera de la tienda, la rompí con el mango del Ninjato, lo guarde en mi espalda y quité los restos de cristal de alrededor. Entré y bajé de un salto a la tienda desde la ventana, que estaba elevada como dos metros. Normalmente tengo vértigo pero en ese momento no tenia tiempo ni de pensármelo. Desenfundé rápidamente el cuchillo y entré en la sección de armas. Encontré unos cuantos rifles, un par de escopetas y varias pistolas, todas de perdigones, no era mucho, pero era algo. Cogí una pistola, la cargué al máximo y guarde varios cargadores llenos en los bolsillos por si acaso. Empecé a patrullar por toda la tienda, una vez la había visto entera, encontré un almacén donde había muchas mas cosas, pero no entré por seguridad de momento y lo bloqueé atravesando una lampara en el pomo. Me dirigí a la ventana por donde había entrado y coloqué una escalera, agarré un rifle y busqué una mirilla. En el escaparate encontré una bastante buena y la coloqué. Cargue el rifle con un perdigón y dejé unos cuantos en la repisa de la ventana. Apunté a uno de los zombis con cuidado, solté todo el aire y disparé.

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