Historia de un despertar.

Bienvenidos a mi humilde grano de arena.

jueves, 17 de marzo de 2011

4º) Caminando entre sangre.

Era un momento muy tenso... Empezó a subirme la adrenalina como nunca, me sentía el protagonista de una película de terror. Al fin llegue a la puerta, la abrí poco a poco, estaba todo oscuro, al fondo de un largo pasillo estaba el salón que lucia con un tono azul marino, a mi derecha, la cocina y seguida de esta una puerta cerrada que decidí dejar para cuando inspeccionara el resto de la casa. Cerré la puerta de la casa y miré a la cocina, estaba vacía, tan solo había un par de platos en el fregadero. Continué por el pasillo hasta llegar al salón, era bonito, tenia una gran pantalla que parecía gritar "¡Róbame!", pasé de largo, y al fin vi dos puertas, en una ponía el nombre de un chico pequeño y la otra no tenia ningún cartel o adorno, me decanté por la segunda. La abrí poco a poco. La persiana estaba subida, cuando apenas había abierto media puerta logré ver una mancha de sangre en la pared y numerosos charcos en el suelo. En uno de ellos yacía un cuchillo bastante grueso. Abrí un poco mas la puerta y vi un montón de ropa y lo que parecía el cuerpo de una mujer empapado en sangre en el suelo. Me acerqué rápidamente y con la bota izquierda di la vuelta al cadáver y la di un par de golpes para ver si reaccionaba. Estaba tiesa. Me di la vuelta y me dispuse a irme. Entonces oí como algo golpeaba la puerta de al lado, eran golpes pausados y secos. Retrocedí un par de pasos y choqué con la mujer que empezó a incorporarse. De un impulso giré mis brazos y la aseste con el bate en la cabeza. Calló en redondo emitiendo un leve gruñido mientras caía. Tiré del bate y lo agarré fuertemente. Me dirigí a la siguiente habitación. Dudé un poco en el salón sobre que hacer. Finalmente derribé la puerta de una patada. La habitación estaba a oscuras pero pude ver como un pequeño engendro se fue de espaldas al suelo. Me acerqué rápidamente a el, le pise el cuerpo y le golpeé en la cabeza firmemente. Despegué el bate de su cabeza, guarde el cuchillo y me dirigí a la salida. Cuando enfilé el pasillo me dí cuenta de que aun me quedaba por registrar una última habitación. Nuevamente abrí la puerta, que daba a un baño, con mas decisión sujetando el bate con una mano. Otro de esos cabrones saltó sobre mi y me desarmó del bate. En este caso parecía una niña, gritaba y gruñía como loca. La separe con mis brazos y cuando intentó morderme la tire contra la pared. Rebotó, se quedo un instante en el suelo y volvió corriendo hacia mi, la aseste una patada en la cara. Estando ella de nuevo en el suelo cogí todo el impulso que pude y salté contra su cabeza, que explotó dejando mis botas cubiertas de sangre y sesos y las paredes empapadas. Recogí el bate, lo lavé en la cocina y me dirigí de nuevo a la salida y cogí unas llaves que había puestas en la cerradura. Miré por la mirilla y al no ver a nadie salí de nuevo fuera. Cerré la puerta y me dirigí al portal. Los dos pisos siguientes no tuvieron mayor problema. Al fin llegué al portal, salí a la calle y nada mas bajar las escaleras del portal apareció una señora mayor convertida en un asqueroso monstruo que desbordaba sangre completamente negra. Agarré un cuchillo, salté sobre su cabeza y se lo clavé todo lo fuerte que pude.

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