Historia de un despertar.

Bienvenidos a mi humilde grano de arena.

martes, 15 de marzo de 2011

2º) No falles un golpe.

Poco a poco iba andando hacia el salón, la casa se iba haciendo cada vez más lúgubre... ¿Seria mi imaginación? No lo se... Pero ahí estaba yo, como muchas veces me había imaginado... Yo, mi bate y un corto pasillo que alberga una respuesta a la pregunta mas obvia en ese momento, ¿habrá sangre?. Sigilosamente me acerqué al salón y me oculté detrás de la barra americana de la cocina, me asomé por un lateral. Y lo vi, ahí estaba... Ese cabrón tenia las tripas colgando, no paraba de sangrar. Cerré los ojos, respire profundamente y salí de mi escondite. Grite como si se tratara de un acto reflejo, le aseste un golpe horizontal en la cara, pero lo único que consiguió fue alarmar aun mas mi presencia y quedó atontado un momento. Cuando se recuperó se abalanzó sobre mi, yo levanté la pierna y lo retire unos metros, sujeté fuerte el bate y en cuanto se acercó le di verticalmente en la cabeza con todas mis fuerzas. Al fin murió pero dejó todo hecho un cristo... A mi padre no le iba a hacer mucha gracia. En fin, no estaba como para pensar en aquel momento, cerré la puerta de toda manera posible y me dirigí a mi cuarto. Como siempre, la cama estaba deshecha, así que la adecenté un poco para poder sentarme y encendí mi ordenador. Me plantee seriamente el ponerme a jugar, pero al final decidí meterme en la red social y mirar si alguien estaba disponible. Esperé a que el ordenador encendiera, y cuando fui a entrar en la red... Oh dulce casualidad, no había conexión. Me desesperé. No sabia que hacer, así que empecé a poner en marcha el plan que tenia previsto para casos como este. Ahora no hacia tanta gracia como en el momento que lo tracé... Mi arma era muy débil y tenia que hacer algo para mejorarla... Necesitaba algo de despunte, es decir, que no se clavara en la piel, ya que no me haría ninguna gracia quedarme enganchado a uno de esos engendros teniendo más alrededor. Necesitaba algo contundente o con un filo fuerte y resistente, como un hacha, o un machete... Pero, eso no es fácil de conseguir en una ciudad tan pequeña. Pensé en la ferretería de mi barrio, ahí me pareció ver cierto día picos y hachas. Me tumbé en la cama y comencé a pensar como llegar allí rápidamente y a ser posible sin encontrarme con mas bichos antropófagos.

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